ARCHIVO del patrimonio inmaterial de NAVARRA

Cortes

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  • Denominación oficial:
    Cortes
  • Tipo de localidad:
    Municipio simple
  • Censo:
    3.163 (2016)
  • Extensión:
    36.00 km2
  • Altitud:
    256 m
  • Pamplona (distancia):
    118.00 Km


Zona no vascófona.

Pasan marginalmente por su término el Ebro y su afluente aragonés el Huecha y lo atraviesan de NO a SE los canales Imperial y de Lodosa. Limita al N con Buñuel, al E con Novillas, al S con Mallén y al O con Ablitas y Ribaforada. Salvo una pequeña parte del SO, ocupada por la facies miocénica limo-arcillosa con intercalaciones de areniscas rojizas, todo el término municipal corresponde al Cuaternario. Los aluviones del Ebro, que atraviesa la porción más oriental del término, se escalonan en varios niveles de terraza, desde los 235 m de la llanura aluvial de inundación, hasta los 300-320 m junto a los afloramientos miocénicos de Monterrey (375 m).

Clima 

El clima es de tipo mediterráneo-continental: lluvias escasas e irregulares, cierzo frecuente e intenso, verano seco, fuertes oscilaciones térmicas. Los principales valores medios anuales son: 14º-16° C de temperatura, 350-400 mm de precipitaciones, caídas en unos 55 días, y 750-800 mm de evapotranspiración potencial.

Flora

El paisaje vegetal está profundamente humanizado, hasta el punto de que la superficie forestal arbolada (pino carrasco de repoblación, alamedas) sólo equivale al 0,3% de la total.

HERÁLDICA. Trae de azur y una torre redonda de oro, adjurada de azur, terminada en un chapitel cónico con una cruz y terraza en sínople. En orla las cadenas de Navarra de oro y en bordura la inscripción: Cortes, villa de Navarra.

CASA CONSISTORIAL. Tuvo Casa Consistorial anterior, en la Plaza de la Iglesia, en un edificio de estilo barroco aragonés, propiedad de los Duques de Miranda, hoy en estado ruinoso. El actual Ayuntamiento fue construido en 1949 en estilo funcional con fachada de ladrillo caravista. El Ayuntamiento está regido por alcalde y diez concejales.

ARQUEOLOGÍA. En su término se localiza un yacimiento arqueológico de la Edad del Hierro en el Alto de la Cruz y una necrópolis de incineración, posiblemente relacionada con el anterior poblado, en el lugar denominado La Atalaya.

HISTORIA. Reconquistado sin duda el lugar junto con Tudela (1119), durante más de un siglo debió de ser villa de señorío nobiliario; en 1172 consta como tenencia conjunta con Monteagudo. A comienzos del siglo XIII fueron sucesivamente sus titulares los hermanos García, Pedro y Rodrigo Abarca. Toda, hija de este último y esposa de Juan de Vidaurre, la enajenó con su castillo y el bosque de Mora al rey Teobaldo I (1234) a cambio de once villas situadas en la mitad septentrional del reino. Aunque Pedro Abarca la había legado a Santa María de Tudela, su iglesia siguió dependiendo de la sede diocesana de Zaragoza hasta 1955. Debía de contar con una aljama de moros muy próspera y populosa; entre sus diversos conceptos, en 1280 abonaba anualmente a la Corona 812 sueldos y medio, más 365 cahíces con 2 robos de trigo y 836 con un robo de cebada y avena, 82 fajos de lino, 23 de cáñamo, 186 gallinas y 2.680 huevos. Aunque encomendada pasajeramente por Carlos II (1377) a Ramón Alemán de Cervellón, su camarero, la villa tomó al patrimonio regio mediante una compensación de 3.000 florines. Pero más adelante (1412) Carlos III la dio, con el castillo y la jurisdicción baja y media, a su hijo natural Godofre, que tomó el título de conde de Cortes. Juan II, que confiscó a éste todos sus bienes (1429), transfirió luego el señorío a su hijo natural Alonso de Aragón (1462), duque de Villahermosa.

Luego (1532) fue enajenada por 22.000 ducados de oro al mariscal Pedro de Navarra. La antigua prosperidad había sido gravemente afectada por la gran peste de mediados del siglo XIV; la aljama de moros se había reducido al parecer de 400 a 60 familias y muchos de ellos emigraban hacia Aragón. Con todo, en 1402 abonaba como tributo 170 florines, poco menos de la mitad que la aljama de Tudela. Juan II salió al paso de la desigual distribución de las cargas (1470) y dispuso que los cristianos contribuyeran con un tercio y los moros, mayoría sin duda, con el resto. Expulsados del reino (1516) los mudéjares vendieron sus bienes en Cortes a Alonso Gurrea y Aragón, conde de Ribagorza, por una suma de 250.000 sueldos jaqueses.El marquesado de Cortes fue erigido por Carlos V en 1539. En 1581 aparece ya con el título Juan de Navarra y Benavides, mariscal de Navarra. Como marquesado permanecería hasta la primera mitad del siglo XIX, en que desaparecieron las jurisdicciones señoriales. En 1802 era marqués de Cortes el duque de Granada de Ega, a quien correspondía el nombramiento del alcalde ordinario que gobernaba la villa. Tenía ésta entonces hospital y 12.000 robadas de tierra en regadío.

En 1822, las Cortes españolas decretaron la incorporación de Cortes a la provincia de Zaragoza; pero la derogación de toda la obra de esas Cortes por Fernando VII en 1823 hizo que quedase en Navarra.En 1847 contaba con una escuela de niños, a la que asistían 50 y cuyo maestro percibía 2.000 reales al año, y otra de niñas, a la que acudían 30.

En 1844-1845 se puso en regadío una extensión de 3.500 cahizadas por iniciativa de la sociedad Unión y Constancia, que previamente niveló el terreno, comprendido entre el Canal Imperial y la carretera de Navarra. Por lo demás, Cortes contaba además con dos molinos de aceite.En la década de 1910 contaba con guardia civil y hospital. La sociedad Unión y Constancia continuaba adelante, explotaba en condiciones razonables, unos veinte kilómetros de canal, y había extendido su acción a la construcción de caminos carretiles. Desde 1888 durante el siglo XX. se benefició del ferrocarril Cortes-Borja. Cortes es, de otra parte, congozante de las Bardenas.

CASTILLO. Se organiza alrededor del Patio de Armas, de planta rectangular, ocupando el ángulo sureste una torre prismática con matacanes y almenas en el coronamiento, cuya base constituye uno de los escasos restos medievales de la antigua fortaleza. A lo largo del tiempo el castillo ha sufrido numerosas obras y modificaciones, algunas de considerable importancia que le han conferido su actual aspecto. Entre los años finales del siglo XVI y comienzos del siguiente se transforma el castillo en palacio señorial, y también en la Edad Moderna se reconstruye el recinto amurallado con sus torreones semicirculares. De todos modos es en el siglo XIX cuando se le confiere al palacio su actual aspecto, tanto al exterior con algunas ventanas apuntadas como en los interiores neogóticos. Decoran algunas de estas estancias numerosos lienzos que se fechan desde el siglo XVI al XIX, adscribiéndose a estilos y escuelas diferentes. Sobresale en esta interesante colección un magnífico retrato de Alonso de Aragón, duque de Villahermosa, pintado por Rolán de Mois en el último tercio del siglo XVI.Al igual que la villa, perteneció primitivamente al linaje de los Abarca. Más tarde, en 1276, Juan Pérez de Mallén prestó homenaje a la reina Juana I por esta fortaleza, en la persona de Imberto de Belpuch. Cuatro años después, tras la visita de inspección de Esteban de Dora, se hicieron un horno nuevo y muela de mano, a la vez que se traían 100 cargas de piedra para obras de reparación. En los últimos años del siglo XIII y primeros del XIV aparece como alcaide Pedro de Barillas, con 15 libras y 75 cahíces de retenencia, que luego se redujeron a 8 y 40 respectivamente.

De 1310 a 1320 aparece a cargo del castillo Jimeno de Olleta, al cual sucedió Juan Martínez de Necuesa, que ocupaba el puesto en 1328. Más adelante, en 1355, hubo que derribar gran parte de la torre mayor, que amenazaba ruina inminente, con riesgo para el resto de la fábrica. Era alcaide a la sazón Juan Pérez de Arbeiza, al cual se le pagaron en 1360 los perjuicios y daños sufridos durante la guerra entre Castilla y Aragón, por ser castillo fronterizo. En 1364, Carlos II ordenó al recibidor que visitase la fortaleza y mandase hacer las obras que considerase precisas. El año siguiente, el mismo rey confió la guarda a Martín Sánchez, de Erespuru, con una gratificación adicional de 100 sueldos y 25 cahíces.Entre los años 1367 y 1387 se sucedieron diversos alcaides: Juan López de Ibarra, Iñigo Pérez de Ujué, Lope Martínez de Uriz, Pedro Martínez de San Millán, Remón de Bages y Marco de Ablitas.

Carlos III el Noble dio el alcaidío en 1389 a Lope Martínez de Uriz, y ál año siguiente, lo traspasó a su chambelán Rodrigo de Arellano. En 1403 nombró el mismo rey a mosén Leonel, su hermano natural. Después, dio el señorío de la villa a su hijo natural Godofre, en 1412. Ese mismo año fue nombrado alcaide Juan Martínez de Aldaz.

Reinando ya Blanca y Juan de Aragón, en 1429, tenía la guarda Per Arnaut de Ganaverro. En 1432 emprendió obras de reparación, bajo la dirección de Lope Barbicano. Dos años después, se trabajaba en los tejados de las torres y cámaras, apareciendo en las cuentas Mahoma el tejero, Ibraym de Murchante y otros maestros moros. En 1435 se nombró a Domingo Danguas encargado de reparar las goteras. Por entonces, el alcaide Ganaverro cobraba por la retenencia 4 libras y 20 cahíces, más aparte 48 libras de dono o complemento.En los años 1445-1447 se hacían obras en la bodega, verdesca, torre del homenaje, cambra de la guardarroba y torre blanca, interviniendo en ellas Pedro Serrano. Juan II nombró alcaide en 1450 a Juan de Aguerre, confiándole también el bailío de la villa. Cinco años más tarde aparece en su lugar Juan de Berbiesca. El mismo rey dio el señorío a su hijo natural Alonso de Aragón, quedando a través de él vinculado a la casa ducal de Villahermosa. En 1481, la duquesa lo vendió a Pedro Martínez de Luna, siendo por estos años alcaide Francisco Cerdán. La duquesa Leonor de Aragón lo dejó en su testamento al príncipe de Salerno, su nieto; el cual lo vendió a su vez, en 1532, con licencia de Carlos I (IV de Navarra), al mariscal Pedro de Navarra, por 22.000 ducados. Hasta el pago total del precio, el virrey puso por alcaide a Juan de Blancas. En 1533, el mariscal nombró en su lugar a Betol del Bayo, escudero de Tudela.

IGLESIA DE SAN JUAN BAUTISTA. En el centro de la villa, frente al castillo, se levanta la parroquia de San Juan Bautista, edificio construido en la segunda mitad del siglo XVI en estilo gótico-renacentista, alargándose las obras por lo menos hasta 1599, cuando se documenta al maestro de obras Eguiazábal. A este momento corresponde la estructura fundamental del templo con la nave de cuatro tramos que culmina en cabecera pentagonal, todo ello cubierto con una bóveda estrellada. En el siglo XVII se modificó este planteamiento con la construcción de dos naves laterales cubiertas por bóvedas de aristas, a lo que hay que añadir la Capilla del Cristo, fechada en 1892. En el exterior, realizado con ladrillo visto, destaca la torre, con un primer cuerpo del siglo XVI rematado por decoración de rombos de tradición mudéjar, mientras que los dos cuerpos superiores corresponden al siglo XVII. La Virgen de Cortes, también venerada bajo la advocación de Virgen del Pilar, es sin duda la pieza más notable de esta parroquia, no sólo por su delicadeza y calidad artística, sino también por ser una imagen importada de la ciudad de Malinas, en los Países Bajos. Este tipo de Virgen con Niño se generaliza en estos talleres entre los años finales del siglo XV y primeros del XVI, de modo que esta pieza se puede fechar hacia 1500. La policromía original de oros y azules contribuye a realzar la imagen. La traza original del retablo mayor, realizada a comienzos del siglo XVII por el maestro de Ejea de los Caballeros, Francisco Coco, se alteró en 1900. El retablo contiene pinturas sobre tabla con escenas de la vida de San Juan y alguna escultura. Las pinturas fueron contratadas en 1608 por el pintor Juan de Lumbier, cuya estilística se incluye dentro de la corriente manierista tanto en composición como en colorido. A este mismo artista se le debe el retablo de San Juan Bautista, de la parroquia de la Victoria de Cascante, sumamente parecido a éste. El Crucificado, que preside la capilla del Santo Cristo, es una obra documentada en 1624 del escultor tudelano Juan de Binies. En el campo de la orfebrería destaca la cruz parroquial de plata dorada, cuya estructura todavía goticista y decoración plateresca la sitúan dentro de la primera mitad del siglo XVI.