ARCHIVO del patrimonio inmaterial de NAVARRA

Vera de Bidasoa

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  • Denominación oficial:
    Bera/Vera de Bidasoa
  • Tipo de localidad:
    Municipio simple
  • Censo:
    3.765 (2016
  • Extensión:
    35.00 km2
  • Altitud:
    49 m
  • Pamplona (distancia):
    75.00 Km

Localidades dependientes:

Zona vascófona.

Limita al N y E con Francia, al S con Etxalar y al O con Lesaka e Irún (Guipúzcoa).
En su término pueden distinguirse cuatro unidades geomorfológicas. La villa se halla situada a 56 m de altura, en el sector occidental de un corredor intramontañoso que, en parte, es estructural (depresión tectónica, sinclinal) y, en parte, erosivo, modelado en el flysch del Cretácico Superior; está drenado hacia el Bidasoa, de E a O, por la regata Cía. Al N se encuentra la vertiente S del macizo de Larrún (898 m), fuertemente abarrancada por una serie de regatas afluentes al Cía en los esquistos negruzcos del Carbonífero, sobre los que emergen las crestas rojizas de conglomerados y areniscas del Permotrías. Al S, los esquistos carboníferos del macizo paleozoico de Cinco Villas (Santa Bárbara, 396 m); y al O, junto al Bidasoa, aflora el granito del macizo cristalino de las Peñas de Aya. El río Bidasoa, que forma la frontera con Lesaca, tiene dos tramos encajados, uno en los esquistos carboníferos y otro en el granito, separados por otro anchuroso de Vera-Zaláin.
 

Clima 

Lluvias abundantes y regulares, ausencia de aridez, incluso en pleno verano y débiles oscilaciones de la temperatura son los rasgos más sobresalientes del clima, que puede ser calificado de templado-atlántico. Algunos de sus valores medios anuales son 14°-15°C de temperatura, 1.600 1.800 mm de precipitaciones, caídas en unos 170 días, y 650-725 mm de evapotranspiración potencial.

Flora

Apenas quedan restos de la cubierta vegetal primitiva, que estaría principalmente formada por robledales, dada la baja altitud general del territorio, debido a la intensa tala a que le sometieron a lo largo de los siglos pastores, leñadores y carboneros. Vera forma parte de la frontera internacional pirenaica deforestada. La repoblación hecha en los últimos decenios afectó a unas 1.200 Ha de las vertientes meridionales del Larrún y septentrionales de las montañas del S, y, se hizo principalmente con pino insigne, alerce del Japón y roble americano.

Heráldica municipal

Escudo de cuatro cuarteles. Primer cuartelado: 1° y 4° de plata con dos hierros de lanza de azur. 2º y 3° de oro y dos lobos negros andantes. Segundo de plata y una cruz de azur, sobre nubes. Tercero de gules y las cadenas de Navarra de oro. Cuarto de plata, un encino de sinople y a sus lados abarcas de oro atadas con cordones rojos. Por timbre una corona abierta.

Casa Consistorial

Fue construida entre los años 1774 y 1776, en estilo barroco tardío. Amplio edificio de tres cuerpos. El primero está constituido por pórtico de seis arcos rebajados sobre pilares, ejecutado en sillares que en sus extremos se prolongan hasta la cubierta formando esquinas.
Los otros dos cuerpos, simétricos, tienen vanos adintelados y paramentos enfoscados y pintados. Las pinturas policromadas de su fachada dan al edificio destacada singularidad.
El ayuntamiento está regido por alcalde y diez concejales.

Historia

Hasta mediados del siglo XIV no aparece encuadrada dentro de la demarcación de Cinco Villas de Montaña. La villa pertenece por donación del rey a Juan Corbarán de Lehet, y su hija Urraca, quien la conmutó (1366) al monarca Carlos II, junto con Lesaka, por las rentas de Andosilla. Este mismo soberano concedió las pechas de Vera y Lesaca (1368) a Tercellet de Anecurt por los servicios que le había prestado durante su encarcelamiento en Francia. Pero unos años después, dicho Anecurt se las vendió a Carlos II por 6.000 francos (1373). Carlos III otorgó a esta villa los mismos privilegios que había concedido a Lesaca (1402)en atención, también, a sus servicios en la defensa de la frontera frente a Guipúzcoa. Fernando el Católico eximió a esta localidad (1514) del pago de cuarteles y lezda.
Su población de 48 fuegos en 1366 está compuesta por 42 fuegos de francos, 5 hidalgos y un clérigo. Para 1427 no se conserva relación de fuegos, pero en 1553 se incrementó hasta 204 fuegos. En 1646 prácticamente se estancó y contaba con 219 fuegos. La curva demográfica, en zig-zag, volvió a ascender desmesuradamente con los 2.686 habitantes de 1786 y descendió en 1824 a 1.691 habitantes. En 1857 se aprecia una pequeña recuperación y constan 1.918 habitantes. La iglesia parroquial, dedicada a San Esteban, perteneció hasta 1567 al obispado de Bayona. en su término se localiza la ermita de San Martín.

En 1514 Fernando el Católico concedió a Vera remisión de cuarteles y libertad de lezda y otros derechos. Por lo demás subsistió como una de las Cinco Villas de la Montaña, gobernada por alcalde ordinario y regidores propios, hasta las reformas municipales de 1835-1845 en que, manteniéndose como ayuntamiento independiente, se sometió al régimen común.
Por su situación fronteriza, padeció especialmente las guerras contra Francia. En los conflictos que mantuvo Felipe IV (VI de Navarra) fue incendiada y en buena parte destruida; en la ofensiva francesa de 1794, durante la guerra contra la Convención, fue ocupada y abandonada, alternativamente, tras otras tantas acciones bélicas; y nuevamente durante la guerra de la Independencia, durante la cual la ocupación duró hasta 1813. En 1830 fue escenario de la incursión militar de Espoz y Mina, que fue derrotado en Vera mismo por los soldados realistas y obligado a volver a Francia (Revolución de 1830). En 1838, por fin, las tropas cristinas que la habían tomado incendiaron la iglesia al abandonar la villa; también ardió el convento de capuchinos, que existía desde 1741.
En lo eclesiástico, la villa sufrió también las transformaciones que acompañaron en ese orden de cosas la quiebra del Antiguo Régimen; al acabar el siglo XVIII, había trece religiosos capuchinos, un hospicio de carmelitas calzados con sólo un religioso sacerdote y un lego y aparte el clero secular que servía la parroquia que eran un cura, cuatro beneficiados, cinco capellanes, un organista y dos sororas; de todo lo cual quedaba al mediar el siglo XIX el cura secular y seis beneficiados, todos de provisión de los vecinos.
La enseñanza se hallaba muy bien atendida de antiguo. A mediados del siglo XIX funcionaban cuatro escuelas privadas de niñas y una municipal de niños, dotada con 4.000 reales; acababa de construirse la carretera de Pamplona a la barca de Endarlaza; funcionaban asimismo una ferrería y cinco molinos harineros y se explotaban diez minas de hierro, una de cobre, otra de galena y una más de plomo; también había aduana.
Aunque no experimentó cambios drásticos, Bera mantuvo su carácter de villa mixta desde el punto de vista económico (industrial y agrícola) durante el resto de la centuria. Su población retrocedió a comienzos del siglo XX, sobre todo por la emigración al país vecino, no pocas veces bajo la forma de deserción de servicio militar. Hacia 1920, subsistían cuatro molinos, había una fábrica de harinas y, con el mantenimiento de las explotaciones mineras, la vieja ferrería se había convertido en la «fundición de hierros y aceros del Bidasoa», sociedad anónima que Vera de Bidasoa proveyó de primera materia a las fábricas nacionales de cañones y fusiles en Trubia y Oviedo y de ruedas y ejes de ferrocarril a otros establecimientos.
Había además talleres y fábricas de muebles y alpargatas, serrerías, además de telégrafos y teléfonos, casa de Misericordia y hospital, guardia civil y carabineros, convento de escolapios y otro de hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl, ambos dedicados a la enseñanza, y otro más de benedictinas; con todo lo cual los centros de enseñanza se elevaban a una escuela de párvulos, dos de niños, dos de niñas y un internado para señoritas (sic). Subsistían sendas fundaciones benéficas, una instituida por Martín de Alzate en 1674 para dotar cada año a seis doncellas pobres, administrada por el cabildo eclesiástico de la villa, y otra por Zacarías González Goyeneche, en 1899, para limosnas, aparte del legado de María de Hualde, del mismo siglo XIX, para mejorar la enseñanza.

Palacios

El año 1637 se anotaron como existentes en la villa dos palacios. El llamado de Alzate, solar del linaje del mismo nombre, que intervino en las luchas banderizas del siglo XV, figuraba como de cabo de armería en la nómina oficial del Reino. En 1547, a instancia de los de la tierra de Bera, dio una provisión el virrey acerca del rebate de cuarteles del palacio, el cual poseía a la sazón, de orden del rey, Sancho Martínez de Leiva, capitán general de Guipúzcoa.
Según el Libro de Armería, el escudo del señor de Alzate era de oro, con dos lobos de sable, armados y lampasados de gules, y bordura angrelada, también de gules.

Existía, además del de Alzate, un segundo palacio: el de Aguirre. A finales del siglo XVI pertenecía a Juan de Aguirre. A su muerte, en 1602 llevaron pleito los tutores de Vera de Bidasoa. Barrio, sus hijos, en nombre de éstos, contra el fiscal y patrimonial, para obtener el rebate de cuarteles como solar de cabo de armería. El escudo era de oro y un árbol de sinople con una loba de sable amamantando a dos lobeznos.

 

Parroquia de San Juan Bautista

Es en origen una construcción del gótico tardío datable en el siglo XV o XVI con planta de cruz latina cubierta por bóvedas de crucería. Las sucesivas guerras que la villa tuvo que sufrir a causa de su localización en la frontera hicieron que la iglesia fuera destruida en varias ocasiones perdiéndose entonces su ajuar litúrgico y obligando a reconstruir la iglesia varias veces. El retablo mayor, perteneciente al siglo XIX, es una monumental obra estructurada por columnas corintias que componen cinco calles rematándose por un ático. El retablo alberga lienzos en las calles y esculturas de bulto en las entrecalles.

Órgano

Cuenta con un ejemplar de estilo ecléctico. A finales del siglo XIX y comienzos del XX hubo una gran actividad organera en Navarra. Pamplona y los valles del Baztán y Cinco Villas, influidos por Francia y Guipúzcoa, sustituyeron sus viejos órganos por los nuevos de moda.
Las cajas adoptadas para estos instrumentos incluyen elementos dispares y de estilos mezclados (pseudogóticos, «románicos», clásicos etc.). A pesar de todo, algunas de ellas logran una belleza singular, que está en consonancia con la calidad de su estructura (romántica) y tubería interior. 

El Ayuntamiento de Bera es peculiar por las pinturas murales que adornan su fachada.