ARCHIVO del patrimonio inmaterial de NAVARRA

Sartaguda

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  • Denominación oficial:
    Sartaguda
  • Censo:
    1.345
  • Extensión:
    14.00 km2
  • Altitud:
    336 m.
  • Pamplona (distancia):
    82.00 Km



Limita al N y O con Lodosa, al E con Cárcar y Andosilla y al S con Pradejón (Rioja).
Dos unidades geomorfológicas pueden distinguirse en su territorio: al N afloran los yesos con arcillas de la Formación de Lerín (Oligoceno-Mioceno), plegados en un sinclinal, y al S los aluviones de las terrazas del Ebro. Aquella parte culmina a 422 m y ésta se halla a 310-320 m.
 

HERÁLDICA MUNICIPAL. El escudo actual lo viene usando desde el año 1923, previa consulta a la Diputación Foral de Navarra y son las armas de los Zubiza, señores que fueron de la villa: Trae de oro y el jefe de sable. En sus sellos antiguos se representa un castillo, símbolo de la casa fuerte que el rey poseía en la villa.

CASA CONSISTORIAL. Fue construida hacia 1600. Ha experimentado sucesivas reformas. La más inmediata se llevó a cabo en 1954, acondicionando su interior y revistiendo la fachada principal de ladrillo caravista.
Consta de planta baja y una elevada, articulándose en estructura simétrica, destacándose el balcón central en la planta noble. Originariamente fue Casa del Duque del Infantado. Tuvo la sede anterior en otro edificio situado en la Plaza de los Fueros, ya derruido. El Ayuntamiento está regido por alcalde y ocho concejales.

HISTORIA. En su término se localiza el yacimiento romano de la Cerradilla.
Consta ya en 1063-1064 («Sartiacuta») como tenencia del reino, encomendada al senior Iñigo Sánchez. Fue lugar de señorío nobiliario hasta que sus titulares, Martín Pérez de Subiza y sus hermanos, lo dieron (1222) al rey Sancho VII el Fuerte. Tras poseerlo en el siglo XIV el linaje de los Medrano. Carlos III lo dio a Carlos de Beaumont y luego al mariscal Martín Enríquez de Lacarra, quien lo tenía en 1406. Despoblado por causa de las guerras civiles, su término fue enajenado por los monarcas Catalina y Juan III (1508) a su acreedor Juan de Arellano. Poseyeron heredades en su término el monasterio de Irache desde mediados del siglo XI y los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén desde 1231. El papa Lucio II confirmó (1144) los derechos de la sede episcopal pamplonesa sobre la iglesia local.
Al comenzar el siglo XIX sólo se hallaba sometida a régimen señorial la llamada «casa fuerte de Sartaguda», que se hallaba a la otra parte del Ebro y pertenecía al marqués de Castelví, que ponía por ello el alcalde pedáneo.
Al desaparecer las jurisdicciones señoriales, todo el término de Sartaguda (el que correspondía a la «casa fuerte» antes citada, que aparece al mediar el siglo con el nombre de La Torre y la calificación de «castillo») quedó dentro de la jurisdicción de las autoridades de la villa.
A comienzos del XIX se regaban novecientas fanegas de tierra y trescientas peonadas de viña y en el Cauce de la acequia había un molino con dos piedras.
En 1849 los molinos eran dos; la villa tenía escuela, dotada con 1.100 reales y veinte fanegas de trigo al año; tenía tres dehesas.
A comienzos del siglo XX las escuelas eran ya dos y funcionaban algunas fábricas de conservas vegetales.
 

Enlaces a archivos de interés:

Archivo General y Real de Navarra

 

   Archivo General y Real de Navarra 

   Archivo diocesano 

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Enlaces a hemerotecas de interés:

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ARTE. En la plaza de los Fueros todavía se mantiene en pie la antigua
parroquia de Nuestra Señora del Rosario, edificio barroco construido en
el siglo XVIII para sustituir una iglesia anterior del XVI, emplazada
en la calle Nueva. El mal estado de este templo y su poca capacidad
obligaron a erigir la parroquia barroca, cuyas obras se llevaron a cabo
entre 1.741 y 1.769 de acuerdo con las trazas de Vicente Arizu,
interviniendo también José Peñalba, maestro albañil de Peralta, quien
se ocupó de la terminación del edificio. Éste es de una sola nave con
cinco tramos marcados por dobles pilastras cajeadas y amplia cabecera
recta, delante de la cual hay una especie de crucero con dos hornacinas
de medio punto, poco profundas, conectadas al primer tramo de la nave.
Bóveda de medio cañón con lunetos y fajones cubren este recinto.

Estas
sencillas estructuras tienen unos exteriores poco complejos, formando
un compacto bloque de ladrillo con basamento de sillar, según es propio
de la arquitectura del valle del Ebro. Sus muros se jalonan por
contrafuertes prismáticos de idénticos materiales, que en su desarrollo
se cortan poco antes de alcanzarla cornisa moldurada de remate. En
contraste con esta pureza volumétrica, la fachada principal se ajusta a
un proyecto mucho más decorativo. Se compone de dos cuerpos de sillar y
ladrillo respectivamente, articulados en sus extremos por pilastras de
orden toscano, culminándose el conjunto en un frontón triangular,
también de ladrillo, abierto en óculo central. Marca el eje una portada
de piedra con medio punto de almohadillado alternante, ceñido entre dos
pilastras cajeadas con bolas de remate. Estos adornos centran la
hornacina superior -donde hay una escultura de la Virgen del Rosario-,
formada igualmente por pilastrillas cajeadas, que en este caso
sustentan un frontón curvo roto y envuelto en volutas con pirámides a
ambos lados. Encima de ella queda un óculo coronado por cruz, que se
acompaña de otras pirámides, repetidas también en la culminación de la
fachada, todo ello labrado en piedra para resaltar sobre el fondo de
ladrillo.

Por el lado de la Epístola se adosa la torre, obra que
realizó José Peñalba. Presenta un alto basamento de sillería y dos
cuerpos cuadrados de ladrillo con medios puntos ente pilastras y
vistosos pedestales con labores geométricas cortadas en el ladrillo,
muy típicas del barroco de la Ribera de Navarra. Un sencillo chapitel
piramidal cubre la torre. La iglesia barroca resultaba insuficiente
para las necesidades de la población, por lo que se tuvo que construir
la parroquia nueva de la Virgen del Rosario, inaugurada en 1969. A ella
no sólo se ha trasladado el culto, sino también gran parte del exorno
de la antigua parroquia. En la capilla bautismal se ha aprovechado el
retablo de la Virgen de los Remedios, obra barroca de hacia 1740
compuesta por columnas salomónicas y ricamente decorada a base de
follajes. El retablo alberga la talla sedente de la Virgen titular,
anteriormente venerada en su desaparecida ermita. Es una escultura
romanista de finales del siglo XVI y puede relacionarse con la
producción de Bernabé Imberto. Mención especial merece un Crucificado
de tamaño mayor que el natural, fechable a principios del siglo XVII y
posible talla de Juan de Biniés, artista que según se sabe
documentalmente hizo un retablo para esta villa. De estilo romanista
tardío con avances hacia el naturalismo, destaca por una hermosa
anatomía de potente torso y una extraordinaria cabeza de rostro sereno,
enmarcado por cabellera y barba de plásticos mechones. No menos
interesante es un lienzo de Cristo, Aguardando la Crucifixión, pintura
del siglo XVII atribuible a Eugenio Caxes por la semejanza con la otra
de este pintor que se guarda en la Universidad de Barcelona.
Actualmente se conserva en el Museo Diocesano de Pamplona.

Enlaces de interés: 

Catálogo Monumental de Navarra

 

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B) Enlace al archivo municipal

 

C) Otros archivos con documentos relevantes sobre la localidad 

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Archivo General y Real de Navarra 

 
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