ARCHIVE du patrimoine immatériel de NAVARRE

Ochagavía

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  • Nom officiel:
    Ochagavía/Otsagabia
  • Type de localité:
    Municipalité simple
  • Recensement:
    543 (2016)
  • Extension:
    115.00 km2
  • Altitude:
    758 m
  • Pampelune (distance):
    85.00 Km

Emplacements dépendants:

Limita al N con el monte Irati, del valle de Salazar, al E con Izalzu y el terreno de la facería Ochagavía-Izalzu, el S con Ezcároz y al O con Jaurrieta. La superficie que se le asigna varía mucho según las fuentes, (16.664 Ha, 12.954 Ha, 4.500 Ha), en definitiva según se incluyan o no los Montes concellares Irati (6.520 Ha), Picatúa y Andrilla (1.610 Ha) y la facería que Ochagavía tiene con Izalzu (1.422 Ha). Los comunes ascienden a 890 Ha, de las que 750 son monte maderable. Según el Nomenclátor de 1981, está formado por la villa homónima y el caserío Idaibea. El término se extiende -sin los montes concellares mencionados- desde el escarpe meridional de la sierra de Abodi (que en conjunto es un anticlinal fallado y cabalgante hacia el sur que culmina a 1.520 m) hasta poco después de la confluencia del río Zatoya y el Anduña que, unidos en Ochagavía (765 m de altitud), forman el río Salazar. Estratigráficamente, todo el término pertenece el Eoceno Inferior en sus facies flysch, con niveles calizos intercalados. Ambos materiales aparecen muy plegados y cabalgantes hacia el S, como es norma general de la estructura de nuestro Pirineo más oriental.
 

Clima

Únicamente la parte S, más baja, puede calificarse de bioclimáticamente submediterránea en este municipio de características atlántico-montanas, donde se dan acusados contrastes termopluviométricos entre solana y umbría y entre fondos de valle y cumbres montañosas. Estos son algunos de los valores medios anuales más representativos: entre 10° y 6° C la temperatura media, entre 1.200 y 1.800 mm la precipitación caída en 120-140 días, y entre 650-600 mm de evapotranspiración potencial.

Flora

La vegetación natural indica el predominio de las características atlántico-montanas: hay unas 8.900 Ha de hayedos, ubicados principalmente en las estribaciones de la sierra de Abodi y en las exposiciones septentrionales de los montes situados al SE de Ochagavía; el roble únicamente ocupa 47 Ha y el pino silvestre 545 Ha situadas en el fondo de los valles Zatoya, Anduña y Salazar además de las zonas orientales del municipio. Las masas forestales se completan con las 180,4 Ha repobladas con alerce de Japón, laricio de Austria y pequeñas manchas de abetos.

Heráldica municipal

Trae de gules y un lobo de sable con las uñas doradas, que tiene atravesado en la boca un cordero de plata con los cuernos dorados. Corresponde este blasón al valle de Salazar y a cada una de sus villas en particular.

Casa Consistorial

Es una edificación moderna que guarda los cánones arquitectónicos de las otras edificaciones, está situada en el interior del núcleo urbano, entre el río y la iglesia parroquial.
El Ayuntamiento está regido por alcalde y seis concejales.

Historia

En su término se sitúa parte del sector dolménico de Abodi, con los dólmenes de Arrizabala I y II, Bortubizkarra, Gaztanbidea, Idokorria I, II y III y Landabizkarra. Entre los hallazgos sueltos destaca un útil pulimentado de la Edad del Bronce.
Consta en la documentación del siglo XI con las grafías «Osxagauia» y «Oxssagauia». Aparece en 1034 como sobrenombre locativo; sus vecinos asistieron luego en número de 12 a la enajenación de unos cubilares del monte Ory (1072). Se indica entonces que la villa estaba al final o al fondo del valle y se la cita la primera entre las integrantes de la comunidad de Salazar. Los vecinos de condición social villana entregaban su pecha anual a la Corona junto con los demás del «bailío» o «almiradío» que formaba el valle, hasta que la princesa Leonor concedió a éste (1469) el privilegio colectivo de hidalguía. Poco antes (1461) habían asignado sus rentas a Juan Pérez de Veráiz. El rey Carlos III cedió (1406) el patronato de su iglesia de San Juan a Santa María de Roncesvalles.

Ochagavía constituyó por sí sola uno de los quiñones en los que fue organizado el valle de Salazar en la Baja Edad Media (siglos XIV-XV). En 1699 obtuvo, al igual que el resto de los quiñones, autonomía jurisdiccional, aunque la disgregación administrativa definitiva se efectuó en 1846. No obstante subsistió la junta general del valle.
A fines del siglo XVIII la villa sufrió una de sus mayores catástrofes. En el año 1793, durante la guerra contra la Convención los ejércitos españoles, incluidos los salacencos movilizados al apellido, retuvieron la iniciativa; pero en 1794 los franceses invadieron el territorio español. En la montaña de Navarra destruyeron completa o parcialmente gran número de pueblos. En Ochagavía se destruyeron 182 casas y 52 bordas.
La devastación se repitió en menor escala durante la guerra de la Independencia (1808-1814). Entre los guerrilleros navarros, destacó en ella el salacenco Pedro Antonio Barrena.
Antes de que mediara el siglo XIX la villa estaba ya reconstruida. Contaba entonces con una escuela de niños a la que acudían 120 y estaba dotada con 3.400 reales; y otra de niñas, frecuentada por ochenta y dotada con 1.400. Servían la parroquia un vicario, de provisión del cabildo de Roncesvalles, y seis beneficiados, cuya presentación correspondía al rey o al cabildo según el mes en que se diera la vacante. Contaba con caminos a Francia por Izalzu, dos al valle de Roncal, el de Pamplona y el de Jaurrieta a Aoiz. Funcionaban un molino harinero, una fábrica de curtidos y otra de paños ordinarios.

En los años veinte de nuestro siglo se había añadido una tercera escuela, de párvulos, y «cátedras de latinidad en Musquilda y de geografía e historia en el mismo lugar». Contaba con hornos de cal y yeso, se elaboraba queso y chocolate y -todavía- «tejidos del país».

Palacio de Urrutia

Aparece como de cabo de armería en la nómina oficial del Reino, y en el rolde de solares remisionados de cuarteles hecho por el tesorero en 1513. El año 1686 se mandó suspender la ejecución incoada contra la villa por impago de lo que le correspondía por cuarteles a esta casa, por ser propiedad del común y ser los vecinos hijosdalgo. Hubo nuevos pleitos sobre lo mismo en 1689 y 1720. Según se ve por el Libro de Armería, en el siglo XVI el escudo de este palacio era de azur y un creciente de plata renversado, acompañado en punta de una estrella de oro, aunque hay cierta confusión en el rótulo o entrada.

Palacio de Iriarte

Constaba también oficialmente como de cabo de armería, y remisionado de cuarteles desde 1513 cuando menos. Su poseedor Juan de Iriarte fue favorecido el año 1575 con una merced de acostamiento de 20.000 maravedís anuales, que en 1606 pasaría a su hijo del mismo nombre, y en 1655 a su nieto Juan Francisco de Iriarte. En la relación remitida a Madrid por la Cámara de Comptos en 1723, aparece como titular de la propiedad la villa de Ochagavía y su regimiento a ayuntamiento. El antiguo escudo era de azur y un creciente reversado de plata, acompañado de tres estrellas de oro; armas muy similares, como puede observarse, a las del ya citado palacio de Urrutia.

Todavía hubo un tercer palacio, que en 1723 pertenecía a Martín Sebastián de Donamaría, y en 1782 a Francisco Javier de Donamaría y San Juan.

Parroquia de San Juan Evangelista

Situada en alto, domina con el bloque macizo de la nave y su torre ochavada, el perfil del pueblo. La fábrica de la iglesia responde a distintas épocas. Quedan restos de una iglesia medieval de hacia 1200 en el muro de la epístola. Hoy aparecen a modo de cripta salvando el desnivel del terreno de la iglesia actual, construida en la primera mitad del silo XVI con una ampliación considerable de espacio. La sacristía y la capilla del noroeste son ya obra del siglo XVII. La planta es de cruz latina, con una nave de tres tramos desiguales de gran altura, dos capillas laterales a modo de crucero y cabecera pentagonal. Se cubre con bóvedas estrelladas a excepción de las capillas, que lo hacen con terceletes. La puerta es apuntada con baquetones y capiteles corridos con decoración vegetal. En el tímpano aparecen dos aves enfrentadas entre ramas. La puerta está protegida por un pórtico, cubierto por dos bóvedas de arista, que funciona como un alto mirador sobre el caserío.
En su interior guarda tres retablos renacentistas de considerable valor, contratados por Miguel de Espinal en 1574 y tasados cuatro años más tarde por Juan de Anchieta. Este los consideró «labor muy estimable», poniéndole el precio de cuatro mil ciento cincuenta ducados, esto pareció excesivo a los de Ochagavía, por lo que sostuvieron un largo pleito con el maestro. Los retablos acusan en su traza y escultura la coexistencia de corrientes estilísticas, de un lado el expresivismo que acababa de terminar y de otro el romanismo incipiente.

Por la policromía de los mismos, conservada en la actualidad, el pintor Martín de Zabalza cobró siete mil ducados. El retablo, de gran altura y traza ochavada para adaptarse a la forma del ábside, consta de un banco, cuatro cuerpos entre columnas y ático. Se divide en tres calles y cuatro entrecalles que están ocupadas por escenas en relieve y figuras de bulto respectivamente.
Muy original es la decoración del banco, a base de hermes y figuras humanas que portan los emblemas de la Pasión. En el primer grupo se encuentran los relieves de la Oración del Huerto y el Prendimiento entre las solemnes figuras de los Padres de la Iglesia Latina. El segundo está dedicado al titular, que aparece sedente flanqueado por escenas de su vida y apóstoles. El tercer cuerpo, centrado por un escudo portado por ángeles, tiene escenas de la Pasión y Apóstoles. Finalmente, en el cuarto, hay una Virgen con el Niño sedente flanqueada por otras dos es cenas de la Pasión. Culmina el retablo un Crucificado entre dos ladrones, San Cristóbal y San Sebastián.
El retablo colateral de Santa Catalina muestra la imagen de la titular y de otras Santas junto a escenas de su martirio. El colateral de Santiago destaca por la imagen del apóstol peregrino entre San Esteban y San Lorenzo y un bello relieve de San Jorge en el banco. Al propio Espinal corresponden los púlpitos con figuras en relieve de apóstoles y Evangelistas. Menos interés tienen los retablos barrocos del templo. En el coro se conservan las catorce sillas contratadas por Espinal, con hernies y figuras desnudas en los apoyaderos de los brazos y respaldos lisos a excepción del principal. El facistol se conserva en la sacristía. La parroquia conserva un buen conjunto de piezas de orfebrería y algunos lienzos como el de la Magdalena.

El caserío se distribuye a lo largo del río Salazar, que cruza el pueblo por la mitad. Abundan las casas de tipo popular con tejados muy inclinados de teja plana. Algunas grandes casas de sillería tienen amplios portalones y escudos. 
Muy modificado se conserva el palacio cabo de Armería. A la salida del pueblo, en el lugar de confluencia del río Zatoya, hay un crucero pétreo de la primera mitad del siglo XVI.