ARCHIVO del patrimonio inmaterial de NAVARRA

Cascante

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  • Denominación oficial:
    Cascante
  • Tipo de localidad:
    Municipio simple
  • Censo:
    3.772 (2016)
  • Extensión:
    63.00 km2
  • Altitud:
    356 m
  • Pamplona (distancia):
    104.00 Km


Zona no vascófona.

Limita con Tudela por el O y N, con Murchante por el N, con Ablitas por el E y con Barillas, Tulebras, Monteagudo y Tarazona (Zaragoza) por el S; el rincón NE del municipio está atravesado por el canal de Lodosa. El término se halla comprendido entre los 300 m del cauce del Queiles, en la muga de Tudela y los 660 m de la Sierra, en la frontera de Tarazona. Al NE abundan los aluviones cuaternarios escalonados en varios miles de terrazas fluviales y glacis de erosión. Y al SO la facies detrítica del Mioceno (conglomerados, areniscas, arcillas), parcialmente recubierta por los derrubios de los glacis de erosión que descienden de las sierras marginales del Sistema Ibérico.

Comunicaciones: Próximo a la N-121 C Tudela-Tarazona.

Clima 

El clima es de tipo mediterráneo-continental propio de la Depresión del Ebro. Los valores anuales medios más notables son: 13º-14º C de ¡temperatura, alrededor de 400 mm de precipitaciones, caídas en unos 60 días, y 725-800 mm de evapotranspiración potencial. El verano es seco, la irregularidad pluvimétrca grande y la oscilación térmica acusada.

Flora

Los bosques se reducen a alamedas y un pequeño pinar de repoblación (Pinus halepensis).

HERÁLDICA MUNICIPAL. Trae de azur y un castillo de oro almenado, donjonado de tres torres, la de el medio mayor, cada una con tres almenas de lo mismo, el todo mazonado de azur y adjurado del mismo color, y en la puerta una cabeza de buey. Alrededor la inscripción: Civitas Cascantum Municipium Romanorum. El buey denota la calidad de municipio romano.

CASA CONSISTORIAL. Tiene Casa Consistorial situada en la plaza, junto a la iglesia. Hay datos de su presencia al menos desde el siglo XVI, constatándose obras de construcción en 1566 por Juan de San Juan. El edificio consta de dos cuerpos y entrecubierta, coronado por una espadaña barroca. La fachada, muy modificada, tiene en su primer cuerpo una galería de arcos sobre gruesos pilares. En el siglo XVI se le denominó como «Casa de la Villa llamada del Castillo». La Casa Consistorial anterior estuvo situada en el Barrio de la Puerta Baja, en la actual calle de D. Juan Burgos. El Ayuntamiento está regido por alcalde y diez concejales.

ARQUEOLOGÍA. En su término se localizan tres yacimientos al aire libre del Eneolítico-Bronce, uno de ellos en el lugar de Lo Pedreñales. Donde se asienta el pueblo actual se hallaba Cascantum, mansión o fin de etapa de la vía que unía, según el Itinerario de Antonino, Tarragona con Astorga. Tilo Livio la considera ciudad celtíbera cuando fue devastada por Sertorio (76 a C). Plinio la cita ya como municipio latino viejo, y Ptolo meo la incluye entre las ciudades vasconas. En las excavaciones de 1970 se halló una vivienda con rico pavimento y paredes estucadas, fechada en el año 7O a C. Tuvo una importante ceca; en las monedas con caracteres ibéricos consta con el nombre de "Caiscata" y las romanas tienen en el reverso la figura de un toro con la leyenda "municipium Cascantum". Dentro del término queda un tramo de la vía que unía la localidad con las de Ablitas v Cortes. En diversos lugares del término se han hallado otros materiales de época romana datables en los siglos IV y V.

HISTORIA. No puede establecerse el momento preciso de su cristianización, pero en el año 465 contaba ya con una comunidad cristiana, que incluía miembros de las altas capas sociales (honorati, posessores). Junto con otras comunidades elevó al papa Hilario una carta en defensa del obispo Silvano de Calahorra; es el primer testimonio escrito e indubitable de la presencia cristiana en tierras de la actual Navarra. No hay noticia expresa del lugar bajo la dominación musulmana, aunque la islamización fue considerable a juzgar por la persistencia posterior de mudéjares hasta el siglo XVI y la impronta árabe en el léxico actual del regadío. Carecen de verosimilitud las noticias sobre una supuesta comunidad cristiano-mozárabe durante esta etapa.

Como parte integrante del distrito de Tudela, pasó a manos cristianas en febrero de 1119. El primer señor de la villa fue Damilán, probablemente francés. Desde 1134 figura como tenente Juan Díaz, quien logró perpetuar en su familia el control sobre la villa, haciendo de ella un señorío. Entre sus sucesores destacaron Sancho Fernández y Pedro Sánchez de Monteagudo. En 1281 la corona logró comprar la villa y la retuvo hasta 1378. Desde entonces y hasta 1445-1446 fue cedida de forma temporal e intermitente a diversos magnates. Por fin el señorío acabó en manos nobiliarias. El Príncipe de Viana lo cedió al conde de Lerín (1446), pero poco después Juan II lo entregó a uno de sus colaboradores castellanos, el conde de Castro, que lo disfrutó entre 1452 y 1471. Los Beaumont lo recuperaron y mantuvieron hasta que en 1551 la propia villa compró el señorío por 15000 ducados. El 9.9.1512 se firmó allí la capitulación de Tudela ante las tropas de Alonso de Aragón, que había invadido Navarra por el sur en coordinación con e! duque de Alba.

Desde mediados del siglo XII contaba con un cabildo. Las primeras noticias que hoy se tienen sobre una organización municipal son de 1281, cuando se menciona la existencia de alcaide y jurados. En el siglo XIV los jurados eran seis: dos hidalgos, dos labradores y dos moros. A mediados del siglo XV los moros habían sido sustituidos por otros dos labradores. En 1453 el conde de Castro redujo los jurados a tres (un hidalgo y dos labradores) y sustituyó el concejo abierto por doce consejeros. La parroquia o abadía, que pertenecía a la diócesis de Tarazona, estaba servida en los siglos XIV y XV por un vicario y diez racioneros. Cascante permaneció como realengo durante todo el resto de su historia. En 1520 hizo ordenanzas para su gobierno y en 1630 compró al rey la jurisdicción criminal por 17.000 ducados de plata doble. Tres años después, por real cédula de 18.7.1633, a cambio de otros diez mil ducados, se le otorgó la calidad de ciudad, asiento y voto en las Cortes del reino y el carácter de población separada de la Merindad de Tudela. A comienzos del XÍX gobernaba la ciudad un alcalde juez ordinario con cuatro regidores, a los que se sumaba un Padre de huérfanos.

El castillo que tuvo perteneció hasta 1551 a Luis de Beaumont y su esposa, quienes, por escritura de 26 de febrero, lo vendieron a la entonces villa en 15000 ducados de oro de a 11 reales castellanos.

La primitiva iglesia parroquial fue la de Santa María la Alta, (La Virgen del Romero), pero en 1476 Cascante representó con éxito ante el rey Juan II por los perjuicios que se derivaban de tener la parroquia fuera de la villa. Se le concedió así autorización para construirla nueva. Contaba en 1802 con tres molinos harineros sobre el Queiles, algunas fábricas de aguardiente y una de salitre, además de un manantial de aguas minerales.

En 1850 tenía escuela de niños frecuentada por 89 y cuyo maestro recibía 1.500 reales del fondo de propios y otro tanto de las familias de los escolares, y otra de niñas a la que asistían 45 y cuya maestra percibía 3.000. Quedaba un molino harinero, más cuatro de aceite, telares de lienzos caseros y las conocidas fábricas de aguardiente y salitre. La Virgen del Romero, como las demás advocaciones principales de Navarra, fue objeto de las nuevas formas de religiosidad que se abrieron camino durante el siglo XIX. Y se celebraron peregrinaciones extraordinarias en 1900, 1905 y 1907.

En la década de 1920 Cascante tenía diez trujales, 201 bodegas, siete grandes graneros, sin contar pajares, corrales y similares: dos fábricas harineras, talleres de construcción de carros, cubas y toneles, atalaje, alpargatas y labores de esparto, tres fábricas de aguardiente, once hornos de cocer pan, dos fábricas de cerillas, una de chocolate, escuelas, un puesto de la Guardia Civil de caballería con cinco números. Había desaparecido la industria textil y la elaboración de salitres.

Cascante tuvo un centro hospitalario desde tiempos remotos. En 1561 tenía unas rentas de 40 robos de trigo, que eran administrados por el Vicario y el Alcalde. Más tarde el Ayuntamiento cedió el edificio al Convento de los Padres Mínimos, trasladando los enfermos a unas casas en la ciudad, hasta que se construyó el edificio, Denominado Hospital de San Roque, atendido desde 1916 por las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. Sus rentas anuales ascendían a 1825 pesetas. También existieron dos Asilos encargados de recoger a los ancianos y huérfanos de la ciudad. Uno era el de San Leandro, fundado en 1855, se instaló inicialmente en la antigua Abadía, para pasar después a la calle Nueva. Al frente del mismo estaban las Hijas de la Caridad En 1894 fue ampliado con un jardín y huerta uniéndose además los dos pabellones con la iglesia que quedaba en el centro. El otro Asilo era el de la Purísima Concepción, inaugurado en 1917 gracias a una donación de la baronesa Viuda de la Torre.

CASTILLO. Dominando la villa hubo en época medieval un castillo, que en 1256 pertenecía a Sancho Fernández de Montagut o Monteagudo, señor de Cáscante y Mayor Pérez de Agoncillo, su mujer. El hijo de éstos, Pedro Sánchez de Monteagudo, hizo donación al rey Enrique I de Champaña, en 1273, en el caso de que muriese sin sucesor. Juan y Milia Sánchez confirmaron la donación en 1281 en favor de la reina doña Juana, recibiendo por ello 3.000 libras tornesas. El año 1294 se hundió uno de los muros del castillo, arrasando en su caída el molino de la villa. Era por entonces alcaide don Lope Ortiz de Monteagudo. En los primeros años del siglo XIV se llevaron a cabo obras de consideración. En 1304 se reparaban el granero y la bodega. Al año siguiente se rehizo una casa del recinto y se puso nueva puerta al pozo. El puente de la puerta se hizo nuevo en 1307. Tenía el castillo tres torres mayores y dos pequeñas, que se recubrieron en 1309, a la vez que se recalzaba el muro defensivo. En 1314 se recubrió la cárcel y se hicieron cinco casas nuevas. Jimeno de Araciel, alcaide, percibía en 1328 por la retenencia 8 libras y 40 cahíces de trigo. Por entonces se recubrieron los techos, especialmente el de la sala mayor. Nuevas obras se hicieron en 1355; teniendo el alcaidío Fortún Martínez de Aquerreta. En 1358 el infante don Luis confió la guarda a Roy Sánchez de Cascante, el cual emprendió nuevas obras, que costaron 300 libras. Carlos II nombró alcaide a Juan de Rufas en 1363,aumentándole la retenencia por tratarse de un castillo fronterizo, como entonces se decía. En 1378, a causa de la guerra con Castilla, llevó a cabo obras de fortificación. Ese mismo año, Carlos II donó la villa y castillo a Roger Bernart de Foix, vizconde de Castelbón, previo homenaje, a cambio del castillo de Larraga. Las obras de reparación del muro proseguían en 1380, y el rey mandó cuatro años después que se continuasen a costa de la primicia, siendo alcaide Remonet de Audans. Las llevó a cabo maese Zalema Zaragozano. Carlos III mantuvo a Audans al frente del castillo hasta 1403, en cuya fecha nombró a su hermano natural León. En 1416 concedió la guarda a su hijo don Godofre, conde de Cortes. El mazonero Juan Deza ejecutó obras en el castillo en 1424, para ponerlo en estado de defensa. En 1430, con motivo de la guerra con Castilla, se puso una guarnición de ballesteros, al mando del señor de Salha. Dos años después se reparaba nuevamente la fortaleza, por los canteros Pedro de Asteasu y Juan de Lequeitio. Los trabajos seguían en 1434, siendo alcaide Martín García de Artázcoz. A pesar de todo, en 1439 se hundió parte de la muralla, quedando abierto el recinto, y los puentes estaban también estropeados. Entre 1442 y 1445 se hicieron de nuevo obras en el almenado de la torre, los puentes y cubierta de la "ala mayor". En 1452, Juan II cedió la villa con su castillo al canciller Martín de Peralta. En 1551 los barones de Beorlegui Luis de Beaumont y Leonor vendieron al municipio el castillo y el molino por 15.000 ducados. En 1802 aún se veían en pie «algunos vestigios sobre un peñón de bastante altura, con parte de un camino cubierto».

IGLESIA DE LA VICTORIA. En el centro de la población se emplaza la iglesia de la Victoria, antiguo convento de Mínimos del que todavía quedan algunas dependencias. El templo de estilo gótico renacentista fue iniciado en el año 1587 por Juan Navarro con planta de nave única dividida en tres tramos, cabecera pentagonal y capillas laterales entre los contrafuertes. La nave y cabecera están cubiertas por bóvedas góticas gallonadas mientras que los espacios secundarios ostentan cubiertas manieristas o de construcción reciente. La sacristía barroca, de planta rectangular, se cubre con bóvedas de arista. El retablo mayor es manierista de comienzos del siglo XVII, que cobija una talla romanista de la Virgen de la Victoria y otra del Crucificado, próxima esta última al estilo de Juan de Biniés. La capilla de San Juan Bautista, antigua de la Soledad, alberga el retablo manierista del titular, fechado en el año 1615, con pintura sobre tabla del estilo de Juan de Lumbier, muy próximas a su obra en el retablo de Cortes. De la misma época y estilo es el retablo de la capilla de San Miguel, antiguo patronato de Bernardino López de Ribaforada, cuyas armas aparecen pintadas en el arco de embocadura. En el arco de entrada a la capilla de San Francisco de Paula campean el blasón de los Cruzat y las cubiertas se decoran con pinturas murales del siglo XVII con la Coronación de la Virgen entre santos; el retablo barroco aprovecha un gran lienzo de San Francisco de Paula pintado en el año 1587 por Juan de Pertus. La capilla de la Victoria presenta asimismo ricas pinturas murales fechadas en el año 1593, que desarrollan el árbol genealógico del patrón Luis Enríquez Cervantes de Navarra; en el retablo correspondiente, de estilo manierista, destaca la gran tabla pintada con el terna de la Coronación de la Virgen acompañada del patrono, San Francisco de Paula, Luis XI de Francia y otras diversas personalidades relacionadas con la orden de los Mínimos. Por su calidad, acertada composición y colorido de gusto veneciano se ha atribuido a Rolan de Mois, mientras que las pinturas sobre tabla del cercano retablo de San Antonio están próximas al estilo de Juan de Lumbier. Menos interés presentan las capillas del lado de la Epístola, aunque pueden mencionarse un Crucificado del segundo tercio del XVI en la del patronato de Luís Zapata y María Lisanco o la Virgen del Amor Hermoso, del círculo del escultor de Corella Celedonio Gastea, en la capilla de las Ánimas, que fue patronato de Marcos Lizarza. Hay que destacar, por último, un lienzo del Obispo de Burgos, de la segunda mitad del siglo XVII, firmado por Mateo Cerezo.

IGLESIA DE LA ASUNCIÓN. La Parroquia de la Asunción fue construida entre 1527 y 1558 por Juan López de Soroa, Luis de Garmendia y Antón de Albístur, y reparada a fines de dicha centuria previo el informe de los arquitectos Francisco Guarras y Martín Labarcana. Tras el incendio fortuito del año 1939 se reconstruyó el interior manteniendo el plan primitivo de planta de salón con tres naves de cinco tramos cubiertas a igual altura, cabecera poligonal y bóvedas de terceletes sobre pilares cilíndricos. En el ano 1779 el arquitecto local José Aguado construyo la capilla del Cristo, de planta central con cúpula sobre pechinas, que más tarde se decoró con pinturas de Diego Díaz del Valle; se cobija en ella una interesante escultura del Cristo a la columna, de estilo naturalista propio del siglo XVII.

Del conjunto de retablos -mayor v colaterales- contratados en el año 1593 por Pedro González de San Pedro y Ambrosio de Bengoechea, sólo quedan los relieves romanistas de la Lapidación de San Esteban y el traslado de su cuerpo por los diáconos, ya que el resto se destruyó también en el incendio de 1939. Se conserva, en cambio, una interesante colección de pinturas entre las que destacan la tabla de la Asunción, de finales del XVI, un lienzo de San Francisco de Asís, del círculo de Vicente Berdusán, y una Inmaculada barroca de escuela madrileña fechable en la segunda mitad del siglo XVII. Asimismo puede mencionarse, por su carácter excepcional en esta zona, la casulla y la capa pluvial del primer tercio del siglo XVI de estilo hispano flamenco.

IGLESIA NUESTRA SEÑORA DEL ROMERO. Edificada en la zona alta de la población con la que enlaza a través de una galería porticada hecha en ladrillo, en estilo barroco, con treinta y nueve arcos de medio punto sobre pilares para proteger a los visitantes. El templo se edificó a finales del siglo XVII (1684-1693) en estilo barroco, en el lugar de otro más antiguo del que se aprovecharon algunos elementos. Posee planta de tres naves con capillas entre los contrafuertes, crucero y transepto, capilla mayor muy profunda y camarín adosado a la cabecera en comunicación con una sacristía adosada al presbiterio por el lado de evangelio. Se cubre con cúpula de linterna sobre pechinas en el camarín y el crucero, con bóveda de lunetos en la nave mayor y transepto, con bóveda de arista en las naves laterales y capilla mayor. A los pies tiene un coro bajo en comunicación con el primer tramo de la nave principal.

Del edificio viejo se conserva la capilla gótica dedicada a San Marcos evangelista, adosada al presbiterio por el lado de la epístola. Tiene planta rectangular y se cubre con bóveda de crucería con claves. Destaca en su interior la rica ornamentación de yeserías, barrocas (f. XVII) en el presbiterio y crucero, similares en su ornamentación a las de algunas iglesias de Tudela.

Se accede por el lado de la epístola con puerta de arco de medio punto enmarcada por portada severa de ladrillo.

El retablo mayor, barroco (c. 1700) tiene banco, un cuerpo de tres calles y ático con profusión de motivos vegetales en su mazonería. En el banco hay relieves de la Anunciación y Purificación de Nuestra Señora. En el centro de su calle cenital la imagen titular, de vestir, muy restaurada, según el gusto barroco de la época. La acompañan lateralmente las tallas de los santos Joaquín y Ana. Y en el ático el Calvario entre ángeles.

En la capilla de San Marcos se conserva su retablo original, gótico, que fue contratado por Mosén Marco Miguel Garcés, canónigo de Tarazona, con el notable pintor Pedro Díaz de Oviedo, quien recibía parte de la última paga el 5 de diciembre de 1510. Es un retablo mixto, de escultura y pintura, que ha sido restaurado hace poco tiempo para recuperar la belleza de sus composiciones. Consta de banco, cinco calles de dos pisos y ático, con la imagen del santo titular, de su misma época, de madera policromada, en la hornacina central. En el banco figuran San Sebastián, San Miguel Arcángel, la Misa de San Gregorio Magno, San Lorenzo y Santa Catalina. En el lado izquierdo del observador, empezando por la zona inferior, San Juan Bautista y San Juan Evangelista y en el lado derecho, Santiago el Mayor y San Andrés. En el piso superior se representan cuatro escenas, dos a dos, de la leyenda de San Marcos. En el ático el Calvario y en el guardapolvos se sitúan ángeles con armas de la Pasión de Cristo. Destaca el colorido brillante y los tipos humanos de imponente carácter: es obra notable de estilo gótico tardío con influencias septentrionales acusadas junto con algunos rasgos que preludian el Renacimiento.

Entre los diferentes retablos de los siglos XVII y XVIII con que se decoran las capillas laterales cabe destacar el retablo de Santa Catalina de Alejandría (1ª s. XVII), situado en la última capilla del lado del evangelio, con un hermoso lienzo de la santa rezando con ángeles que la coronan. En el coro hay una talla de la Virgen en su Asunción, de estilo romanista obra de Bernat de Gabadi (1584) y unas andas procesionales en estilo rococó (1º s. XVIII) de gran riqueza ornamental.

BASÍLICA DEL ROMERO. Dominando desde lo alto un amplio panorama, y unida al pueblo por una arquería de ladrillo se alza la Basílica del Romero, construida en estilo barroco entre 1664 y 1693 por el arquitecto Antonio Martínez, el cantero Francisco de Avendaño y el maestro de obras Antonio de Olea. Esta fábrica engloba estructuras del siglo XVI perceptibles en la cabecera y en la capilla de San Marcos, pero sus tres naves y las restantes capillas presentan hoy día bóveda de cañón la central, aristas las laterales y cúpula sobre pechinas en el crucero y en el camarín situado detrás de la cabecera: todo ello responde a la obra barroca igual que la profusa decoración de yeserías, próximas estilísticamente al círculo de yeseros tudelanos contemporáneos y, en concreto, a la Iglesia de las dominicas de Tudela. Los exteriores presentan la alternancia típica de mampostería y verdugadas de ladrillo de muchas construcciones barrocas de la Ribera navarra.

Aparte del pequeño retablo manierista de Santa Catalina, que alberga un interesante lienzo de la titular, merecen destacarse el conjunto de retablos barrocos que contrató en el año 1699 el entallador José Serrano, tanto el Mayor dedicado a Nuestra Señora del Romero como los colaterales de San Francisco Javier y San Diego de Alacalá, estos últimos desplazados hoy de su primitivo emplazamiento.

ÓRGANO. Posee el único órgano positivo barroco de Navarra. En 1982 se encontró su caja materialmente incrustada en la pared que sostiene el coro de la basílica del Romero. En su «secreto» apareció esta inscripción: "Ambrosio Moliner me fecit en caragoca. Año 1699". Los tubos están recogidos en un local aparte.