Aria
Zona vascófona.
Limita al N con Orbaiceta, al E con Orbara y Villanueva de Aézcoa, al S con Arive y al O con Garralda.
La casi totalidad de los terrenos datan del Eoceno Inferior y están formados por el típico flysch margocalcáreo del Pirineo navarro. Únicamente en el corazón de un anticlinal afloran al N las calizas dolomíticas del Paleoceno y las margas del Cretácico Superior. La estructura es igualmente típica del Pirineo: pliegues tumbados y cabalgantes hacia el S.
Clima
El clima es en su conjunto subatlántico de montaña, con valores meteorológicos medios anuales siguientes: unos 9º C de temperatura, 1.600 mm de precipitaciones, caídas en 130 días, y entre 550 y 600 mm. de evapotranspiración potencial.
Flora
a superficie forestal arbolada asciende a 332 Ha, de las cuales 263 son de hayedo, 60 de robledal y 9 de pinar. Robles en las partes bajas y hayas en las partes altas cubrirían todo el territorio antes de la aparición del hombre, que ha talado, rozado mediante quemas, roturado y replantado con pinos, de suerte que hoy los pastos y el bojeral ocupan una gran superficie.
Heráldica municipal
iTrae de plata y un encino de sínople a cuyo tronco está atravesado un jabalí de sable. Bordura de gules. Este escudo es el blasón privativo del valle de Aézcoa y al propio tiempo de cada uno de sus pueblos.
Casa Consistorial
El edificio es de reciente construcción. Consta de un sótano, tres plantas elevadas y porche. En sus fachadas exteriores alterna como elementos, el revoco y la piedra. Su arquitectura se integra en la tradicional de la zona. El Ayuntamiento está regido por alcalde y cuatro concejales. La secretaría está compartida con Garralda.
Historia
Antiguo lugar de señorío realengo que en la Edad Media liquidaba su pecha anual conjuntamente con las demás poblaciones de la tierra de Aézcoa. El mismo procedimiento se siguió en la exacción del «rediezmo» de 1268. Debía en 1427 dos florines anuales por el aprovechamiento de una bustaliza.
Hasta la primera mitad del siglo XIX lo gobernaban el alcalde (capitán a guerra) del valle y un regidor elegido entre los vecinos del lugar. En 1849 tenía escuela, dotada con 600 reales anuales, y el terreno de cultivo se reducía a 259 robadas. Sus bosques daban madera apropiada para la construcción civil y náutica. Los caminos se hallaban en mal estado. La producción agrícola era insuficiente para el consumo de sus habitantes y la compensaba con la exportación de su producción ganadera. Se practicaba la hilatura de lanas para elaborar paño burdo, del que se vestían los vecinos.
Los habitantes del pueblo, así como el resto de los habitantes del valle, eran nobles. Aria fue reducido a cenizas por los franceses en 1794, durante la guerra contra la Convención. En 1845, cuando el valle de Aézcoa se fraccionó, Aria quedó como ayuntamiento independiente. Ya entrado nuestro siglo, Aria tenía tratantes de ganado y algunos talleres.
Iglesia de San Andrés apóstol
Es un edificio realizado en piedra, tiene una nave dividida en dos tramos más la cabecera de testero recto. Se cubre con bóveda de crucería simple el primer tramo de la nave y con bóveda de crucería estrellada en el resto. La capilla bautismal se aloja en la planta baja de la torre situada a los pies del templo; a ella se accede desde el exterior y comunica con el interior de la nave. La puerta de ingreso se sitúa en el lado de la epístola. Presenta arco de medio punto y carece de tímpano.
La pila bautismal, en su capilla, es de piedra y decora su copa con arquerías ciegas de medio punto, según tradición románica.
En esta localidad, tal y como sucede en otros lugares del mismo valle de Aézcoa, abundan los hórreos o graneros sobre pilotes pétreos, situados al lado o en el frente de algunas viviendas.
En su término se encontraban las ermitas de Santiago y San Miguel, desaparecidas.
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