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EL ZAPATERO Y LAS BRUJAS

  • Audio mota:
  •       - Testimonio
  • Sailkapena:
  •       - Herri ipuinak
  • Ikertzailea / laguntzailea:
  •       - Ekiñe Delgado Zugarrondo
  • Audioaren kokapen:
    Zúñiga
  • Informatzaile mota:
    Individual
  • Audioaren informatzaileak:
    Zurbano, Ester
  • Audioko agenteak:
    Alfredo Asiáin Ansorena

Pasó que había un zapatero que tenía su zapatería junto a una casa de brujas. Estaban tabique con tabique y el zapatero las veía por una ventana. Todos los días estaba él obsesionado pensando: –Bueno, ¿qué harán éstas? Desaparecen... Y día tras día las observaba y así descubrió que tenían unas cajas donde guardaban unos ungüentos con los que se untaban todo el cuerpo, mientras decían: –Ahora, al prado de Jenesadez. Dicho esto, desaparecían mientras el zapatero quedaba muy intrigado. Un día ya no pudo contener su curiosidad y se coló por aquella ventana. En- tró, pues, en la casa de las brujas y se untó todo el cuerpo con ese ungüento que usaban ellas. Al terminar, pronunció: –Al prado de Jenesadez. Desapareció y, después, el herrero reapareció en un prado grande, con muchos demonios y muchas brujas bailando a la vez. Allí tenían que hacer todos lo que les ordenaba un demonio que tenía un rabo largo. Celebraron en el prado una fiesta con muchos bailes. El zapatero, por si acaso, había de- cidido antes de ir al prado de Jenesadez: –Por lo que pueda pasar, voy a llevarme la lezna en el bolsillo. Y, entonces, al final de la fiesta, todos los presentes tenían que besarle el culo al demonio. Cuando le tocó al zapatero, sacó la lezna del bolsillo, se aga- chó como si fuera a besarle, pero le clavó la herramienta. El demonio se dolió y ordenó autoritariamente: –Oye, ese último, que pase; pero que no bese, que está sin rasurar.